Decenas de personas hacen cola frente a un restaurante del barrio de Salamanca. El motivo, probar el exclusivo mollete de tortilla de patata ahumada que «vuela» desde que se comenzó a vender hace apenas tres semanas.

Aunque solo se pueden comprar de once a doce de la mañana, frente a la puerta del restaurante vascofrancés Haramboure la gente hace cola desde mucho antes para evitar que los molletes se acaben y tengan que irse con las manos -y el estómago- vacías.

«Llevo desde las diez y cuarto haciendo cola, pero merece la pena», cuenta a EFE Carla, una joven que lleva varios días comprando este mollete que cuesta cinco euros. Dice que hoy ha acudido más temprano porque el viernes se agotaron en veinte minutos.

Preguntada por el sabor de la tortilla, comenta que es muy característico. «Está poco cuajada pero en su punto y tiene un gusto como dulce y salado que la hace súper rica y diferente», asegura Carla mientras espera frente al local situado en la calle Maldonado número 4.

En la cola hay gente de todas las edades y, aunque la mayoría son madrileños, hay quien viene de más lejos. Unos quince metros detrás de Carla está Jaume, un turista que se hospeda cerca de Haramboure.

«Hemos venido directamente desde Barcelona. Queríamos probarlo antes de que se acaben y por eso no hemos soltado ni las maletas», declara a EFE este catalán que conoció la propuesta gastronómica en Instagram después de que se viralizara en redes sociales.

Patxi Zumárraga, el creador de la «revolución» de las tortillas

Detrás de las brasas está el causante de esta «revolución» de los molletes de tortilla: el chef Patxi Zumárraga, un cocinero vasco que creó casi por azar esta receta.

Cuando se le pregunto como surgió su idea, contó: «Un sábado por la noche quedé con unos amigos para ver un partido de fútbol y llevé una tortilla con una botella de vino. Cuando hice el pochado de las patatas con la cebolla, como tenía la lumbre encendida, lo pasé por un colador para escurrir y ahumé un poco esa patata. Hice la tortilla y resultó que me salió una cosa súper rica, que nunca había hecho, un umami, un ahumado elegante y dije, ‘joder, qué tortilla más rica'», explica el chef.

«Mi compañeros me decían que estaba loco, que no iba a venir nadie. Llegó el 1 de octubre, el primer día, y vendí 30 de 30 que hice. El día siguiente vino un ‘tiktoker’ y debió tener en dos horas unas 100.000 visualizaciones. Y esto se ha convertido en una locura. Ahora hacemos 120 o 150 tortillas y aún así se va mucha gente sin poder comerla», afirma.

Preguntado sobre cómo es este bocadillo que ha causado esta «sensación» en la capital, cuenta que el pan es un mollete de aceite «blandito» y «blanquito» y que se lo hace el panadero John Torres.

La tortilla es poco hecha, con cebolla y tiene un toque ahumado con leña de roble. «El hecho de pasar el pochado por la llama genera un toque ahumado muy elegante, sutil y un umami, ese sabor que no se sabe si es cierto o no que te genera el querer más», asegura.

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